Esta es mi máquina de escribir. Es la máquina con la que escribiré historias, ficticias, tristes, irónicas y sorprendentes. Todavía sueño con ellas, pero no logro atraparlas. Estoy seguro de que mi máquina también sueña con ellas, que cada noche cuando me acuesto, ella sueña con el sonido de sus teclas, con el pasar del rollo de tinta, con el tacto áspero de folios de un blanco terrorífico. Mi máquina será la encargada de destilar esos sueños y hacerlos posibles. Ella convive con multitud de objetos, todos buscan su sitio, a veces discuten, a veces se vuelven promiscuos, a veces surgen amistades y relaciones imposibles, pero ella siempre está ahí, dispuesta, paciente, esperándome.
Alguien la había dejado al lado de un container justo cuando mi vida estaba cambiando. La adopté, me adoptó y ahora somos promesas... de algo mejor.
David Hidalgo.
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